Cuarteles de invierno

“Escribí esta novela en Bélgica y Francia, entre 1977 y 1979, tratando de exorcizar lo que pasaba en Argentina. Mi idea era poner en un mundo dictatorial a dos personas que, por su oficio, aparentemente están afuera de la política, como un cantor de tango y un boxeador. El plan de ambos cuando llegan a Colonia Vela es hacer lo suyo, cobrar e irse. Su problema es que, una vez en el pueblo, toman conciencia de que la fiesta la dan los milicos» Osvaldo Soriano

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Existe el tópico que los dictadores no entienden el arte contemporáneo. Poco habituados al lenguaje abstracto, consideran, por analogía, que el pueblo llano es tan obtuso como ellos a ciertos lenguajes expresivos que van más allá del panfleto y la canción protesta. Por tanto, aunque no les guste, dejarían hacer sus cosas artísticas a todos aquellos interesados mientras sigan aquel consejo del dictador español de no meterse en política.

No fue el caso de Osvaldo Soriano. Argentino, periodista, fumador e hincha de San Lorenzo. Publicó media docena de novelas y falleció joven, uniéndose al selecto club de los cincuenta con Bolaño, Núñez y compañía. Escritor poco apreciado por la crítica, sí lo fue por el público y por las ventas. Prácticamente todas sus novelas se tradujeron y llevaron al cine. ‘Cuarteles de invierno’ es la mejor.

La trama es sencilla. A finales de los setenta, en plena dictadura, un cantante de tangos y un boxeador llegan a un pueblo argentino contratados por las autoridades locales. Como cita el autor arriba, la idea de los protagonistas es trabajar, cobrar e irse. Para uno, es un bolo de provincias. Para el otro, una oportunidad de retomar una carrera que se acaba. Ambos son una extraña pareja local; un brutote de buen corazón y un cantante de cierta fama, inteligente y sarcástico. No tardan en darse cuenta que están en manos de esas fuerzas locales, una conjunción de poder civil y militar siniestro, representados por el doctor y el capitán. Se niegan a pasar por el tubo, y empiezan los problemas.

La novela es una tragicomedia, narrada en primera persona por el cantante de tangos. Seria cómico todo lo que les sucede (escenas de vodevil incluidas) si no hubiera escuadrones paramilitares asesinando inocentes. De lo primero que encuentran los protagonistas en el pueblo son los Ford Falcon y Torinos que utilizaban dichas escuadras para desaparecer a todo aquel que pudiera suponer una amenaza para la dictadura.

En frente de esa burocracia sangrienta, se encuentran dos personajes que Soriano seguro conocía bien como periodista y que pese a lo alejados del cliché militante, son también arquetípicos de una sociedad y ese momento; el boxeador, el deportista agresivo pero noble, herencia europea, y el tanguero, símbolo nacional desde la figura recurrente también en la novela de Carlitos Gardel. Son los retratos de un país que se hunde bajo las balas de unos tipos grotescos pero poderosos. Parece que el tema no va con ellos, como tiende a pensar la gente al inicio de las dictaduras. Pero la realidad es más fuerte que los deseos de pasar desapercibido, y ellos, como los países que lo sufren, acaban trasquilados.

‘Cuarteles de invierno’ es una novela de perdedores. Ágil y tensa, en la rueda del mejor Roberto Arlt. Entrañable, pero triste y desesperada. Forma parte de las novelas del exilio europeo de una generación de escritores brillantes que tuvieron que huir muy lejos para salvar sus cuellos y poder contarlo. El arte, el buen arte, siempre molesta a las dictaduras. Eso sí que lo entienden.

Osvaldo Soriano ‘Cuarteles de Invierno’ Barcelona 2004 Seix Barral

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