Respiración artificial

Te vino a ver ese muchacho con cara de gato que fue compañero tuyo en la facultad (…) Dice que Ángela esta enferma, que la internaron de urgencia y que no la escribas

En la obra ‘La marca preferida de las hermanas Clausman’ (1), dos adolescentes hijas de argentinos exiliados juegan a representar la historia de sus padres. Una de las escenas que se va repitiendo a lo largo de la obra con pequeñas variaciones es una de ellas, disfrazada de la madre, recibiendo una llamada telefónica en la que le informan que ‘Enrique está en el hospital’, o ‘Han operado a Enrique’ o ‘Enrique está ingresado’. Variantes de la misma noticia en clave; Enrique ha sido secuestrado por un operativo militar (una ‘patota’) y en esos momentos esta siendo torturado en alguno de los infames centros clandestinos de la dictadura argentina. La ESMA, Campo de Mayo, Mansión Seré u otros. Ante posibles delaciones, hay que huir de los domicilios habituales, esconderse y si es posible, salir del país.

Toda dictadura implica un proceso de perversión del lenguaje. La violencia política ocupa el espacio lógico donde el lenguaje natural aplica la relación de significante a significado. Pero el lenguaje como discurso político sigue existiendo más que nunca, puesto que ya todo es político, convirtiéndose en algo grotesco, y al exterminio del enemigo se le llama ‘proceso de reconstrucción nacional’, a la detención y tortura ilegal ‘ingreso en el hospital’ o a veinticinco años de dictadura ‘veinticinco años de paz’.

Lo que es terrible para las personas es estimulante para la literatura, primero porque la propia realidad histórica se convierte en literatura. El principio de supervivencia se parece demasiado al pacto de ficción; lo que le esta pasando al otro no va a pasarme a mí. Haremos ver como si no. Y para aquellos que aun así persisten en la función critica de lo literario, les impone un reto mayúsculo: como hablar de lo que no esta permitido hablar, sin que los que mandan te corten la cabeza.

Nombrar lo innombrable es uno de los grandes problemas de la filosofía y de la teología. En un contexto como el de Ricardo Piglia en 1980, cuando publica ‘Respiración artificial’, es algo más prosaico, pero no menos terrible. La dictadura militar lleva cuatro años y aunque las patotas ya han desaparecido, los centros siguen existiendo. Pero la dictadura ya ha iniciado su descenso, al que la derrota en Malvinas apuntillará definitivamente. Piglia se enfrenta al reto de escribir sobre lo que esta pasando sin nombrar lo que esta pasando, y no solo escribe su mejor novela, sino que crea uno de los textos híbridos de más calidad de la literatura contemporánea.

‘Respiración artificial’ es la historia de un desencuentro. Emilio Renzi, el alter ego de Piglia, va en la búsqueda de su tío, Enrique Osorio, un familiar lejano con el que lleva carteándose hace un tiempo y al que nunca ha visto en persona. Esa búsqueda le ira cruzando con diversos personajes, nunca con el tío, hasta una noche de espera en una habitación de hotel, en la que en el mientras tanto, Renzi y otros dos personajes exponen sus teorías histórico – literarias.

Este es el eje de la novela, un juego borgiano en el que el narrador aprovecha una situación tensa, de intriga, para exponer sus teorías. El debate entre Marcelo, Renzi y Tardewsky (otro polaco – argentino parecidísimo a Grombowitz) gira en torno a tres ideas. La primera es la teoría de los dúos literarios: la cultura argentina es un mestizaje directo del encuentro entre el intelectual argentino y su par europeo. La segunda es la más famosa de la novela; la teoría de Roberto Arlt como origen de la literatura argentina moderna, contra un Borges retrógrado, diecinuevista. Lo contrario de la visión de los sesenta, que con el boom veían a Borges y Cortázar como los grandes renovadores de la literatura argentina y a Roberto Arlt como una figura terciaria, literatura pulp. Aquí Renzi se luce, desgranando por qué Arlt le parece el verdaderamente moderno, tanto desde sus influencias (lee traducciones, no idioma extranjero) hasta su prosa, mezcla de géneros y estilos que obvia la forma (‘el estilo’) para lograr el efecto.

El debate Borges – Arlt es un clásico, y también Bolaño tenía su división de la literatura argentina contemporánea entre herederos de Arlt y herederos de Borges. En el fondo, más que dos estilos o dos adscripciones ambos simbolizan dos formas de entender la literatura, que de una u otra forma se repiten en todas partes. Lo interesante de la novela es, además de lo original de los argumentos de Renzi, es que la propia ‘Respiración artificial’ no tiene nada de ‘arltiana’. Arlt la hubiera considerado una discusión exquisita de tres filósofos de salón. Pero Piglia se mueve hábilmente en la paradoja, y esta no es la única. La tercera idea es la historia ficción literaria llevada aún más lejos, el hipotético encuentro entre Hitler y Kafka en un café de preguerra. La visión demente del uno llevada a novela por el otro. Piglia se lo inventa, como se inventa la entrevista de Heidegger en el ‘Volskicher Beobachter’, en aras del efecto literario, y en esto sí que es arltiano: la historia es una manipulación demencial, como dice en palabras de Osorio en una carta a Renzi

Tampoco comparto tu pasión histórica (…) Nacimientos, necrológicas y desfiles militares, eso es todo. La historia de argentina es el monólogo alucinado, interminable, del sargento Cabral en el momento de su muerte, transcrito por Roberto Arlt  

Tres personajes debatiendo sobre literatura y historia, esperando a Godot, que no aparece. Mientras tanto, fuera del hotel, la vida sigue, la muerte sigue también, y en el ambiente oscuro y a ratos claustrofóbico de la novela se intuye algo oculto y terrible. Nada se visualiza, salvo en destellos, en arrebatos como el del loco Barragan en las novelas de Sabato, que ya predijo un dragón de sangre y fuego que vendría a arrasar con todo. ‘Respiración artificial’ es tan inteligente como ambigua, y puede ser leída como una metáfora de aquel presente argentino o como un monologo solipsista de un narrador esquizoide. Quien la lea como una novela de realismo negro, solo obtendrá una conclusión; Enrique Osorio, el tío elíptico de Renzi, ha desaparecido.  

1.’La marca preferida de las hermanas Clausman’. Tantarantana, 2010 y Sala Beckett, 2019. Texto en Victoria Szpunberg, Teatre reunit 2004-2018, Tarragona, 2018, Ed. Arola

Ricardo Piglia, Respiración artificial, Barcelona, 2001, Anagrama