Un libro levemente odioso

¿Para qué debe servir la poesía revolucionaria? ¿Para hacer poetas o para hacer la revolución?

La guerra civil en El Salvador duró más de una década (1979-1992). Fue una de las últimas (o la última) ocasión en que un movimiento revolucionario comunista tuvo opciones reales de tomar el poder. Fue en la ‘Ofensiva general’ de 1981. Un año antes, las diversas facciones del movimiento guerrillero salvadoreño estaban reunidas en Cuba, discutiendo la unificación. Como toda discusión sectaria, amenazaba en eternizarse sin resultados. Entró Fidel en la habitación y les dijo: ‘O salen de aquí unidos, o salen derrotados’. Salieron unidos. En Enero de 1981, ante la posibilidad de un colapso inminente, el gobierno se reunió con los militares y les pidió un informe: ‘Nos queda munición para tres días’. Solo había una salida, llamar al Tio Sam. En 24 horas empezaron a aterrizar aviones y helicópteros americanos.

Una de esas facciones era el Ejercito Revolucionario del Pueblo (ERP) donde había militado  Roque Dalton hasta su muerte en manos de sus propios compañeros en mayo de 1975, en uno de los episodios más turbios y terribles de la historia política de América Latina contemporánea.

Dalton habría ingresado clandestinamente en El Salvador el 24 de diciembre de 1973 por el aeropuerto de Ilopango con un pasaporte falso a nombre de Julio Delfos (…)  se incorporó al ERP en calidad de asesor de su dirección, que permaneció en El Salvador hasta su asesinato el 15 de mayo de 1975, que participó en pocas acciones armadas, sus contribuciones fueron más en el ámbito político e ideológico, y que fue precisamente por una discusión política por la que sus propios compañeros lo asesinaron bajo la acusación, primero de ser agente de la CIA y luego de ser agente cubano. Esa es la historia que se ha venido contando.’(1)

En una conferencia le preguntaban a Horacio Castellanos Moya como podía ser que la generación de jóvenes salvadoreños que ya idolatraban a Roque Dalton como el poeta nacional, popular y revolucionario, se unieron al frente que integraba a los que le asesinaron. Castellanos Moya salía por la tangente, alegando que el momento histórico era poco proclive a la crítica y a la distancia, que entonces se trataba de un bando u otro. Pero la tumba de Dalton es de mal cerrar (aún no se han encontrado los restos) y el tema sigue dando vueltas. En el documental ‘Roque Dalton. Fusilemos la noche.’(2) aparecen varios de sus compañeros, del ERP y de fuera, y todos hablan con melancolía y respeto del poeta. Las denuncias de los hijos de Dalton contra los cuadros del ERP aún vivos, entre ellos el que se supone apretó el gatillo, se sobrestimaron por prescripción. 

En 1973, cuando Dalton entra en el ERP, su apuesta por la vía militar supone su práctica renuncia a su carrera literaria. Prácticamente ya no escribirá, pero en su correspondencia abundan referencias a sus obras publicadas o aun por publicar, en un estado de precariedad absoluta. Dalton se había consagrado con el premio Casa de las Américas de poesía en 1969 por ‘Taberna y otros lugares’. En esos años escribe e intenta publicar el grueso de sus obras: ‘Un libro rojo para Lenin’, ‘Las historias prohibidas de Pulgarcito’, su novela ‘Pobrecito poeta que era yo’, y el también poemario ‘Un libro levemente odioso’.

El odioso, como lo llamaba Dalton, es un poemario del estilo de los anteriores, muy daltoniano. Poemas cortos, sin rima, pero con un sentido del ritmo muy marcado. La temática se mueve entre dos polos: la política y el poeta que los escribe. Respecto de lo político, Dalton busca las preguntas incomodas, tanto para el bando de los poderosos como para sus propios camaradas. Muy directo, sin cortapisas. Respecto a su propio papel como poeta, predomina la duda, la degradación sarcástica, el disfraz de bufón de la corte. En la línea de Nicanor Parra, un lenguaje sencillo, directo, pero de una gran riqueza semántica. La poesía de Dalton es lúcida, audaz, muy ácida, y a la vez cargada de un profundo pesimismo vital, como la de Parra. La diferencia entre ambos es que, por muy descreídos que sean, Dalton es un revolucionario.

Si el anticristo de los vicerealistas de Bolaño era Octavio Paz, el de Dalton es Neruda, al que llama ‘el poeta del cantar’, y al que contrapone ‘la poesía que plantee problemas’. De él y otros escribe en el libro ‘Cada país / Tiene el premio Nobel que se merece’. No solo recibe la poesía oficialista, también el propio movimiento comunista sale retratado, por ejemplo, en ‘Polémica’

Dice el joven Teodor Petroff / que la acusación de ‘trotskista’ / sirvió como preservativo / para evitar que en el seno del movimiento / comunista latinoamericano / se concibieran y parieran / nuevas ideas / No estoy de acuerdo. / ¿De qué puede servir un preservativo / en un asilo de ancianos?’

No sentó bien la crítica daltoniana ya en la Cuba de entonces, que empezaron a mirarlo de reojo, y las siguientes obras que presentó a los siguientes premios Casa de Américas ya no lo ganaron, pese a ser igual o mejores que la que lo había ganado. Finalmente, lo enviaron de nuevo a El Salvador, tras pasar por el mismo cirujano plástico que le retocó la cara al Che antes de su salida a Bolivia, y el resto es historia. Su detención y posterior ejecución acabaron con una de las poesías más brillantes de la literatura latina y confirmaron la leyenda de la victima del cainismo izquierdista, capaz, como el la URSS, de ejecutar a sus camaradas más brillantes. Quizás por eso, por brillantes. En el documental hay una escena donde uno de los antiguos cuadros del ERP muestra un poster como los de las películas de policías, con una estructura en árbol de la dirección del ERP, donde Dalton sale con la fotografía retocada de su pasaporte de reingreso en el 73. A su lado, la foto de Alejandro Rivas Mira, el secretario del ERP que dio la orden de matarlo muestra una cara gélida, mesiánica. Como la de las poquísimas fotos de Abimael Guzmán antes de convertirse en el Presidente Gonzalo. En su ensayo, Castellanos Moya, concluye el problema con otra pregunta: ¿Qué pasó entre ellos? ¿Qué pasó?

1.Horacio Castellanos Moya ‘Roque Dalton: correspondencia clandestina y otros ensayos’, página 16. Barcelona, 2021, Random House

2.https://www.youtube.com/watch?v=TGJZmPLLSGE

Roque Dalton, ‘Un libro levemente odioso’, Tenerife, 2009, Baile del Sol